27/2/09

Pieza 1

Laura se mesaba los cabellos entre la desesperación y la incredulidad. La carta la tenía delante, sobre la mesa junto al café, con letra redondeada, muy cuidada y sin faltas de ortografía, pero con palabras arduas y desconsideradas: “Te dejó nena, no te aguanto ni un minuto más, creo que ya no te quiero, es más, creo que te odio”.
Las lágrimas fluían con naturalidad y le acariciaban el rostro. Recordó y recordó, y aquello le hizo llorar y llorar. Era tanto el amor que le profesaba, que incluso había llegado a destrozar, en mil pedazos, su vida.
Había abandonado a su marido, el hombre de su vida decía todo el mundo. Había repudiado a sus hijos, parte de sí misma. Sus padres, demás familia, amigos, conocidos, trabajo… habían quedado sepultados bajo la ciénaga que anega el cementerio del olvido.
Y todo lo había hecho por amor.
Y ahora, un año después de vivir esta supuesta felicidad, sin ninguna explicación convincente, sin dar la cara, sin mirarle a los ojos para decirle que todo había acabado, mediante una carta manuscrita Silvia la abandonada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Podría decirte que yo también dejé a Laura, que amarla me suponía más dolor que amor, y como dicen que el amor no es dolor, pues la dejé. Hace días que su cara vuelve a mi mente, sus manos, su piel, su mirada, y de pronto me pregunto si no hubiera sido mejor aguantar un poco más.
Pero demasiados teodios en el corazón, dicen también, que eso no es bueno.. no?!

En fin, tu post de hoy me ha hecho recordar o recapacitar, como bien quieras llamarlo, ^^

Nikaperucita dijo...

No es muy considerado ni leal ni nada esa manera de separarte de alguien que sabes quee stá tan ligada a ti... Por desgracia hay gente que no sabe hacerlo de otro modo, y solo consiguen que cruces más rápido esa linea entre el amor y el ¿odio?

Un besote

Tyler Durden dijo...

¿Hasta que punto las decisiones que tomamos en la vida son las correctas?
El conformista se asegura la rutina y rechaza lo inesperado, asienta su vida sobre pilares firmes y seguros, y cree que es feliz.
El inconformista (disconforme, extrovertido, como queraís llamarlo) se lanza al vacío con los ojos abiertos, sin importarle si alguien le salva o si explota contra el suelo, y sabe que es feliz.
Farera:
Si la dejaste fue porque en ese momento lo necesitabas, si hubieses aguantado más, quizá hubiese sido porque la querías demasiado.
Nikaperucita:
Amor u odio que más da, se es feliz solo en libertad.